miércoles, julio 19, 2006

PADRE ARRUPE


Cronología
1907 Nace el 14 de noviembre en Bilbao, en el "Casco Viejo", como se llama hoya la parte antigua de la villa. Sus padres, Marcelino Arrupe (arquitecto) y Dolores Gondra, eran ambos naturales de Munguía, localidad vizcaína cercana a Bilbao. A1 día siguiente de nacer recibe el bautismo en la basílica de Santiago.
1914 El primero de octubre ingresa en el colegio de los Escolapios de Bilbao, en donde cursará el Bachillerato hasta 1922.
1918 El 29 de marzo ingresa en la Congregación Mariana de S. Estanislao de Kostka, "los Kostkas", dirigida por el P. Basterra, el primer jesuita que conoció Arrupe, cuya influencia fue notable en su posterior vocación a la Compañía de Jesús. Pedro Arrupe llegó a ser vicepresidente de los "kostkas".
1923 Comienza el primer curso de Medicina en la Facultad de San Carlos de Madrid. Las notas de su carrera son extraordinarias: en casi todas las asignaturas, sobresaliente y matrícula de honor. Severo Ochoa, que llegaría a ser premio Nobel y que entonces era condiscípulo de Arrupe, confesaría más tarde: "Pedro me quitó aquel año el premio extraordinario".
1926 Muere su padre y, poco después, decide hacer un viaje a Lourdes con sus hermanas. Allí asiste a más de una curación milagrosa que él tiene ocasión de analizar desde su categoría de estudiante de Medicina. Diría: "Sentí a Dios tan cerca en sus milagros, que me arrastró violentamente tras de sí".
1927 El 25 de enero ingresa en la Compañía de Jesús, en el noviciado de Loyola. El doctor Negrín, uno de sus profesores, hizo lo posible por no perder a un alumno tan brillante. Más tarde, iría a Loyola a visitar a Pedro: "A pesar de todo, me caes muy simpático". Y allí se dieron un abrazo el futuro presidente del gobierno de la República y el futuro general de la Compañía. 1932 Poco después de haber comenzado sus estudios de Filosofía en el monasterio de Oña (Burgos), llega el decreto de disolución de la Compañía en España. Arrupe parte al destierro con sus compañeros y profesores. Continuarán sus estudios en Marneffe (Bélgica). Para cursar Teología le envían a Valkenburg (Holanda). En la vecina Alemania surgía ya la fatídica sombra de Hitler y el nazismo. "Para mí -diría más tarde- el encuentro con la mentalidad nazi fue un tremendo shock cultural".
1936 El 30 de julio recibe la ordenación sacerdotal en Marneffe.
1936 En septiembre se traslada a los Estados Unidos para realizar estudios de moral médica. 1938 Estando a punto de concluir el curso de Tercera Probación, una especie de "segundo noviciado" que hacen los jesuitas al terminar sus estudios, en Cleveland (USA) recibe el 6 de junio una carta del Padre General destinándole a la misión de Japón, misión que había solicitado ya muchas veces a sus superiores.
1938 El 30 de septiembre embarca en Seatle rumbo a Yokohama.
1940 En junio, después de varios meses de aprendizaje de la lengua y costumbres japonesas, es destinado a la parroquia de Yamaguehi, tan llena de recuerdos de San Francisco Javier.
1941 Japón acaba de entrar en la II Guerra Mundial. Al día siguiente, 8 de diciembre, tres policías japoneses vienen a practicar un registro en la parroquia y le meten en la cárcel acusándole de "espía". Le recluyen en un cuartucho de dos por dos metros. Al cabo de un mes es puesto en libertad, debido a la admiración que provocó su buen comportamiento y su conversación con carceleros y jueces.
1942 En marzo le nombran maestro de novicios. Parte para el noviciado de Nagatsuka, una colina a las afueras de Hiroshima.
1945 El 6 de agosto, a las ocho de la mañana, Arrupe es testigo de la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima. Inmediatamente, convierte el noviciado en un hospital de emergencia. Más de ciento cincuenta personas, abrasadas por la irradiación, son atendidas por una comunidad que apenas cuenta con medios y elementos para ello. Más tarde, Arrupe escribiría un libro sobre esta experiencia: "Yo viví la bomba atómica".
1954 El 24 de marzo es nombrado superior de todos los jesuitas de Japón, con el cargo de Viceprovincial. Da la vuelta al mundo pronunciando conferencias para recabar fondos para la Iglesia del Japón.
1965 Es elegido general de la Compañía de Jesús el 22 de mayo. Supo afrontar los tiempos azarosos y renovadores en los que entraba la sociedad humana y, muy especialmente, la Iglesia después del Concilio Vaticano II. Lleno de valor, de visión del presente y del futuro y, sobre todo, de una inquebrantable fe en Dios, tuvo que sufrir incomprensiones y contradicciones de todas partes, incluso, a veces, de las más altas instancias de la Iglesia. Pero marcó unos derroteros, hoy ya imborrables, para la Compañía de Jesús, que no dejarían de influir también en otros sectores de la sociedad humana.
1974 El dos de diciembre, con visión profética del presente y futuro de la Compañía de Jesús y de la humanidad, convoca la Congregación General 32. Supondrá un hito fundamental en la historia de los jesuitas, sobre todo por la proclamación de que nuestra fe en Dios ha de ir insoslayablemente unida a nuestra lucha infatigable para abolir todas las injusticias que pesan sobre la humanidad.
1981 El 7 de agosto, de vuelta de Oriente, a donde había ido a visitar a los jesuitas de aquella parte del mundo, ya en Roma, en el taxi que le conducía del aeropuerto a la ciudad, sufre una trombosis cerebral que le deja incapacitado del lado derecho. Al día siguiente, le administran el sacramento de los enfermos.
1981 El 26 de agosto el Papa nombra un delegado personal para atender al gobierno de la Compañía en la persona del jesuita P. Dezza. Se interrumpe así el proceso normal de nombrar un sucesor por medio de una Congregación General. El P. Arrupe y, con él, toda la Compañía reaccionaron con dolor pero con obediencia total a las decisiones del Romano Pontífice.
1983 El tres de septiembre, reunida por fin la Congregación General, el P. Arrupe presenta su renuncia al cargo ante todos los Padres congregados. Poco días después, el P. Peter-Hans Kolvenbach es elegido General de la Compañía. Su primer gesto fue abrazar al P. Arrupe mientras le decía: "Ya no le llamaré a usted Padre General, pero le seguiré llamando padre". 1991 Después de casi diez años de dolorosa inactividad y de ofrenda física y psíquica por la Compañía, la Iglesia y la Humanidad, el 5 de febrero entrega su alma a Dios en la casa generalicia de los jesuitas en Roma. Días antes, ya en agonía, le había visitado Juan Pablo II.

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